Consumimos y engordamos con comida basura; pero peor aún, nos educamos con la peor educación. Por fortuna no lo sostienen ni los musulmanes, ni los comunistas, ni los protestantes: lo sustentan personas de la talla de Bill Gates, de Alvin Toffler y otros pensadores comtemporáneos:
"Los institutos estadounidenses estan obsoletos. Y con lo de obsoletos no solo me refiero a que nuestros institutos estan en quiebra, defectuosos o subfinanciados.. Con lo de obsoletos quiero decir que nuestros institutos - aunque funcionen exactamente como se pretende-no pueden enseñar a nuestros hijos lo que hay que saber hoy dia. No se trata de un accidente o un fallo del sistema; es el propio sistema". Bill Gates (2005), tomado del nuevo libro de Alvin y Heidi Toffler, "La Revolución de la Riqueza".
Educando para el pasado
El panorama no puede ser peor. Da verdadero escalofrío la lectura de este libro, a la medida que pasan las páginas sobre el sistema educativo actual: instrucción mecánica y exámenes estandarizados...maestros y estudiantes sin creatividad...profesores resignados a pasar el tiempo esperando la jubilación, -repitiendo la misma cátedra de hace 50 años, como si los tiempos no hubieran cambiado-; padres con conciencia de lo que esta pasando, pero con muy pocas alternativas, que recurren desesperados a tutores y guías externos; y al mismo tiempo, muchos estudiantes convencidos, a la vez, de que los colegios les estan preparando para EL AYER, en lugar de para EL MAÑANA.
Con razón, la preocupación casi solitaria aunque parcial del presidente Obama, buscando con angustía 10 mil nuevos profesores de matemáticas y ciencias, para que nuestros niños no sigan cada vez más atrasados frente a los niños de Japón, Alemania y Corea y la angustia de la señora Michell Obama, para poner a correr a los niños afectados por el sobrepeso y la inactividad en que los ha atrapado el nintendo.
Triste panorama de verdad : una generación de niños obesos, mal preparados, incultos, y mas grave aún, pasando horas en aulas como en ensilaje, de la misma forma que crece el ganado y los pollos. Ni que hablar de los otros fenómenos, que trata el fabuloso libro, sobre nosotros los adultos, consumidores desaforados, y muchos, sin ideas claras de como orientar a los hijos frente al confuso porvenir.
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